Guía para elegir la mejor fuente de alimentación para tu equipo
La fuente de alimentación es el dispositivo electrónico que convierte la corriente alterna que proporciona la instalación eléctrica en corriente continua, que es la que utilizan los ordenadores y otros aparatos.
Básicamente, existen (o existían) dos tipos: lineales y conmutadas. La diferencia entre ambas consiste en su diseño y cantidad de componentes electrónicos que incluyen para hacer la transformación. Así, las lineales son muy simples (transformador, rectificador, filtro, regulador y salida) pero poco eficientes. Las conmutadas son más complejas (rectificador, conmutador, transformador, rectificador y salida), pero más pequeñas y eficientes.
Actualmente, todas las fuentes de alimentación para equipos informáticos son conmutadas y sus diferencias se basan en la calidad de los componentes lo que implica diferencias respecto a su eficiencia y durabilidad, además de la protección hacia sí misma y al resto de los componentes que alimenta.
¿Qué fuente necesito para mi equipo?
La elección de la fuente debe venir determinada conforme a los consumos de los componentes que va a llevar el ordenador.
Así, tomaremos como referencia los siguientes:
CPU media: 80W-150W
VGA: 65W-280W
Disco duro: 3W-8W
Unidad SSD: 0,60W-2,50W
Placa base: 50W-80W
Lectores: 15W-20W
La diferencia entre consumos la determina el tipo de dispositivo. Normalmente se especifica en la ficha técnica del mismo, así que conviene echarle un vistazo.
Niveles de eficiencia
A partir de las fuentes de alimentación ATXv2.3, los fabricantes están obligados a incluir una etiqueta que indica el nivel de eficiencia de la fuente de alimentación. Corresponden con la siguiente tabla:
PFC Activo/Pasivo
El PFC (Power Factor Correction) es la corrección del factor de potencia. Básicamente, se trata de un circuito que permite llevar la corrección a valores cercanos a la unidad de tal modo que casi toda la energía proporcionada por la red eléctrica sea aprovechada por la fuente de alimentación. Es decir, un valor PFC de 0.60 es extremadamente bajo con lo que la fuente es poco eficiente; por contra, un valor de 0.95 es muy bueno, proporcionando un nivel muy alto de eficiencia.
La diferencia entre el activo y el pasivo se encuentra en los componentes usados para la corrección. En el pasivo se utilizan resistencias y condensadores (capacitors) que aplican la corrección en la entrada. En la versión activa, la corrección la realiza un circuito integrado que regenera la fase de la señal eléctrica para seleccionar automáticamente el voltaje de entrada entre un rango predefinido consiguiendo un rendimiento del 95%.
Así, las fuentes sin PFC llegan al 60%; las PFC pasivas hasta el 80% y las activas pueden conseguir un 95%.
Calcular mi fuente
Como podemos comprobar en la tabla de las eficiencias que os he puesto un poco más arriba, tenemos que las fuentes de alimentación ATX2.3 con etiqueta 80+ tienen su rendimiento más alto cuando trabajan al 50% de carga.
Sumando las cargas de cada dispositivo de nuestro ordenador calculada en su punto de consumo más alto, obtenemos la máxima potencia que va a requerir nuestro ordenador. Ahora buscamos una fuente de alimentación sobredimensionada para que trabaje al 50% de su potencia indicada (que, normalmente es la activa) de forma que obtengamos el rendimiento máximo que indica la etiqueta 80+.
Por ejemplo, si la suma de todos los componentes del ordenador resulta en 300W de máxima, buscaremos una fuente de alimentación de al menos 500-600W para que trabaje en un punto entre el 40% y el 50%, que es donde proporcionará el punto de rendimiento máximo según el tipo de fuente (80+, bronze, silver, gold, platinum o titanium).
Además, cuanto más eficiente es la fuente, menos calor consumo.
Artículo escrito por: David Casas M. Licencia Creative Commons, copia, modifica o llévate lo que quieras, es gratis